Han empezado a moverse, despacio, prudentes, pues cualquier sobresalto inesperado puede romper sus frágiles fragmentos que se mantienen unidos por un puñado de recuerdos y una pizca de esperanza.
Tras algún tiempo sin atreverse ni a respirar han decidido que el momento había llegado, cansados de esperar el elixir que curaría sus desdichas se han lanzado a lo presuntamente conocido y olvidado, pero no andan hacia el recuerdo sino que se agarran muy fuerte rodando hacia el futuro que les aguarda, expectantes...
Siguen, un poco más, más, aiii auu uffff, como cuesta esto después de tanto tiempo, se dicen, pero no conocen lo que significa mirar atrás, solo el horizonte les guía en el mar de la inseguridad, el miedo y la soledad.
No se mueven solos, pequeñas ráfagas de viento fresco soplan sobre sus espaldas y los empujan hacia delante, estas ráfagas no se hacen llamar esperanza ni felicidad sino detalles, son las ráfagas de los detalles, los guiños y las sonrisas que mueven el mundo y ahora están decididas a moverlos a ellos..
Hay pequeños restos de metralla que hacen difícil el rodaje sin perder alguna de sus extremidades....pero entonces se detienen, recuperan el aliento y con la cabeza muy alta superan el obstáculo con elegancia, como si de pájaros volando sobre el océano se tratara y no de viejos engranajes oxidados; su pelo está estropeado y su corazón desahuciado pero sus almas son fuertes como si de una mina de acero hubieran nacido.
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